La reciente ola de violencia en Culiacán, desatada desde septiembre, ha afectado gravemente a la economía local, con asaltos y saqueos que han golpeado tanto a pequeños comerciantes como a medianas empresas. Sergio Álvarez, presidente de Canacintra Culiacán, señala que la inseguridad ha detenido nuevas inversiones y provocado importantes pérdidas. Los empresarios ahora buscan proteger sus negocios y demandan mayor presencia policial para evitar más daños. La situación también ha generado temor en la sociedad, con al menos un 15% de la población afectada directa o indirectamente por la delincuencia.
Empresarios locales están adoptando medidas preventivas como la instalación de alarmas y sistemas de seguridad, pero esto no es suficiente para contrarrestar el impacto económico que ha dejado la violencia. Los pequeños negocios, en especial, han sufrido pérdidas que afectan su capacidad para mantenerse operando, mientras que las empresas medianas evalúan alternativas para evitar exponer sus productos a robos, como reducir la presencia física en puntos de venta y aumentar las ventas online.
La Canacintra también ha solicitado a las autoridades municipales mayor presencia de seguridad, tanto de fuerzas locales como de militares, en las zonas comerciales más vulnerables para disuadir a los delincuentes. Sin embargo, el temor persiste, y muchos inversionistas potenciales están optando por no ingresar al mercado local bajo estas circunstancias.
La falta de seguridad no solo está afectando el comercio, sino también el bienestar de los ciudadanos, quienes ya ven la inseguridad como un obstáculo constante en su vida cotidiana. Según los reportes de la Unión de Locatarios del Centro de Culiacán, han ocurrido alrededor de 350 incidentes relacionados con saqueos y robos desde que comenzó esta nueva etapa de violencia, lo que ha agravado la situación económica de la región.
Además de las pérdidas económicas directas, la violencia ha generado una caída en la confianza de los inversionistas. Proyectos de nuevas inversiones se han detenido, y las empresas extranjeras también están reconsiderando su expansión en la zona debido a la percepción de inseguridad. Sergio Álvarez menciona que los empresarios locales están haciendo todo lo posible para adaptarse a la situación, pero sin el respaldo de las autoridades y sin medidas más firmes de seguridad, el panorama seguirá siendo sombrío.
El sector empresarial ha solicitado de manera urgente una reunión con las autoridades municipales para abordar estos problemas y encontrar soluciones que garanticen la seguridad de las zonas comerciales. La presencia militar es una de las propuestas más discutidas para frenar la delincuencia y evitar que los comercios continúen siendo víctimas de robos y saqueos.
La violencia en Culiacán ha estado en aumento en los últimos años, pero los hechos recientes han superado los niveles anteriores, afectando no solo a los empresarios sino también a la sociedad en general. Las pérdidas económicas son solo una parte del problema, ya que el miedo y la incertidumbre han empezado a permear en todos los aspectos de la vida cotidiana de los habitantes de la ciudad. Los ciudadanos demandan mayor acción por parte del gobierno para garantizar su seguridad y permitir la reactivación económica de la región.
Por su parte, las autoridades han mencionado que están implementando medidas para reforzar la seguridad en las zonas más afectadas, pero los resultados aún no son visibles para muchos comerciantes que siguen enfrentando robos diarios. La falta de una solución clara y la percepción de que los delincuentes operan con impunidad están generando más tensión entre los empresarios.
En conclusión, la situación en Culiacán refleja una realidad compleja donde la inseguridad afecta directamente a la economía local. La falta de inversiones, el cierre de negocios, y el miedo a nuevos saqueos han paralizado el desarrollo de la ciudad. Los esfuerzos para mejorar la situación están en marcha, pero es claro que se necesita una estrategia más contundente para restaurar la confianza y la seguridad en la región. Mientras tanto, los empresarios continúan implementando medidas de seguridad en un intento de proteger su patrimonio y mantener sus negocios operando en medio de un entorno de incertidumbre.