Un reciente informe de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de Estados Unidos ha puesto en duda la versión del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, sobre su ubicación durante el secuestro de Ismael “El Mayo” Zambada en julio de 2024. Rocha Moya afirmó públicamente que se encontraba en Estados Unidos de vacaciones en ese momento, pero la CBP ha desmentido esta afirmación, indicando que no existen registros de su ingreso al país en esa fecha.
Este escándalo ha generado una ola de especulaciones, no solo sobre el paradero real del gobernador, sino también sobre su posible implicación en los acontecimientos violentos que azotaron Sinaloa en ese período. La información publicada sugiere que, mientras Rocha Moya afirmaba estar fuera del país, se produjeron hechos clave en Sinaloa que vinculaban al crimen organizado, generando suspicacias sobre su posible conocimiento o incluso participación en eventos relacionados.
La versión de Rocha Moya bajo escrutinio
El gobernador Rocha Moya ha intentado despejar las dudas, asegurando que su viaje a Los Ángeles fue legítimo y que no tiene vínculos con los recientes eventos de violencia en el estado. Sin embargo, la ausencia de pruebas que respalden su estancia en Estados Unidos ha debilitado su defensa pública. El gobernador ha acusado a sus detractores de intentar vincularlo con actos criminales como una estrategia para desacreditar su gobierno y buscar su salida del cargo.
Desde entonces, la falta de claridad en su relato ha intensificado las tensiones en Sinaloa, donde la relación entre el gobierno local y los cárteles de la droga siempre ha sido motivo de sospecha. Esta nueva controversia no hace más que profundizar la desconfianza de la ciudadanía en sus instituciones, en un estado marcado por altos niveles de violencia y una percepción de impunidad hacia los capos de la droga.
Un entorno de violencia e incertidumbre
El secuestro de “El Mayo” Zambada, uno de los líderes más notorios del Cártel de Sinaloa, ha desencadenado una serie de eventos violentos en el estado. Durante los días que siguieron a su desaparición, Sinaloa fue escenario de enfrentamientos armados, bloqueos y actos de intimidación por parte de grupos criminales. En medio de este caos, las explicaciones ofrecidas por el gobernador sobre su paradero y la falta de transparencia en sus actividades han generado preocupación en amplios sectores de la sociedad.
El silencio de la CBP sobre la confirmación de sus registros no solo aumenta el misterio, sino que también plantea preguntas sobre la fiabilidad de las instituciones y las figuras públicas en México. ¿Realmente estaba Rocha Moya de vacaciones, como él asegura, o estaba implicado de alguna manera en los acontecimientos que ocurrieron durante su supuesta ausencia?
Consecuencias políticas y sociales
Este escándalo ha generado importantes repercusiones en el ámbito político de Sinaloa. Los detractores del gobernador han aprovechado esta controversia para pedir explicaciones más contundentes, exigiendo que Rocha Moya aclare de una vez por todas su paradero durante el secuestro de “El Mayo”. Mientras tanto, sus aliados lo defienden, argumentando que este es un intento de desestabilización por parte de sus opositores políticos.
Sin embargo, para muchos, la falta de una respuesta clara ha debilitado la posición del gobernador. En un contexto donde la violencia y el crimen organizado ya son un problema serio en el estado, cualquier atisbo de complicidad o encubrimiento podría tener graves consecuencias para su futuro político. La confianza de los ciudadanos en su gobierno se encuentra en un punto crítico, y cualquier error en la gestión de esta situación podría acelerar su caída.
¿Qué sigue para Rubén Rocha Moya?
El gobernador Rubén Rocha Moya enfrenta uno de los momentos más críticos de su administración. Si bien ha mantenido una postura defensiva, acusando a sus enemigos de crear una campaña de desprestigio en su contra, lo cierto es que este escándalo ha dañado significativamente su reputación. Las investigaciones sobre su paradero en el momento del secuestro de “El Mayo” continúan, y no se descarta que nuevas revelaciones puedan empeorar la situación.
Para muchos en Sinaloa, la cuestión no es solo si Rocha Moya estaba en Estados Unidos o no, sino qué papel desempeñó —o dejó de desempeñar— durante una crisis de seguridad que afectó gravemente a la población. En un estado tan golpeado por la violencia, las acciones y omisiones de sus líderes políticos se examinan con lupa. Y en este caso, las respuestas parecen estar tardando más de lo que la ciudadanía está dispuesta a esperar.
El futuro de Rocha Moya pende de un hilo, y el desenlace de esta controversia determinará no solo el destino de su mandato, sino también la estabilidad política de Sinaloa en los próximos meses.